Sábado, 3 de marzo de 2012

A quien bien pueda interesar.

Hola, lector, amigo, conocido o desconocido. ¿Qué más dará?
Te preguntarás quién soy.
Soy el resultado de un pasado amargo, un presente cambiante y un futuro indeciso.

Mi nombre real significa paz en el clásico idioma de los griegos, y aún así prefiero un apodo; Samael, reducido a Sam, que significa, precisamente, todo lo contrario: Ángel de la Muerte.

Mi sexualidad podría definirse en enfermedad, en diferente, más yo prefiero acariciarla entre las palabras especial y dulce.
Según las leyes del país donde vivo puedo considerarme mayor de edad, aunque piense que lo soy desde hace más años de los que tengo.

Aunque aún no te lo haya dicho, soy mujer. Quizás no todo lo femenina que debería ser, pero todo son momentos.
No quiero que por esto tus miradas sean lascivas, o desees tener conmigo algo de lo que los dos acabaríamos arrepintiéndonos.
Estoy, de cierto modo, comprometida. Y me siento cómoda en esa situación civil.

Alguna vez soñé con dedicarme a la música, incluso muchos consideran que tengo talento para ella. Ahora sé que "cuando sea mayor" hablaré inglés y tendré a mi cargo alumnos de esta lengua.

Me gusta leer, escribir y pasear por la orilla del mar cuando el Dios Helios decide irse a dormir. Selene es mi astro favorito, por ella escribiría un mundo.
También me gusta sentarme a disfrutar de la vida, servirme una copa de veneno carmesí y escuchar buenas melodías.
Disfruto de la fotografía, tanto detrás como delante de las cámaras, aunque este segundo caso suceda en contadas ocasiones.


Soy una soñadora con faz de mujer y Espíritu de Ángel. Tengo claros algunos objetivos de mi vida, aunque sé lo mucho que me costará conseguirlos.

Adoro la venganza, y llevarla a cabo es mi ruta de futuro. Sed de sangre, que les gusta denominarla a los fetichistas.
Me pierden los pearcings y los tatuajes, aunque mi cuerpo todavía no haya sido desvirgado con ellos.

Esta soy yo. Podrás considerar que estoy loca, y me siento orgullosa de serlo, o quizás desees conocerme más a fondo.
El destino dirá si continúo aquí o me pierdo para siempre en la negrura de la vida.


Gracias por dedicarme, al menos, un minuto de tu tiempo.
Tú, ya formas parte de mis días.


Sam.

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