Sábado, 17 de marzo de 2012

¿Has ido alguna vez en bus?
Ya, ya sé que la pregunta es estúpida, todos, absolutamente todos, hemos subido al menos una vez en la vida a un autobús. Pero yo me refiero a subirse y contemplar.
Admirar cada sonido, cada fragancia, cada sentimiento encerrado en ese transportapersonas.
Hace apenas dos minutos he dejado atrás uno de ellos, y aún puedo sentir todo lo que ahí hábita efímeramente.

Ancianos nostálgicos pensando en épocas mejores de sus vidas, parejas ilusionadas por el amor que viven, madres preocupadas por que nadie despierte a sus pequeños bebés, adolescentes cargados de memorias, chicas deseosas de ver a sus amores, chicos bromeando sobre lo "buena" que está la rubia de la minifalda...

Y todo impregnado con el perfume de las gentes, cada uno sellado por un maestro diferente.
¡Quién fuese Granouille en estos momentos!
Con su nariz tan fuerte, con su capacidad de descifrar hasta la más débil de las fragancias del Mundo.

Me gusta viajar en transporte público tan sólo por esto, por poder descubrir un poquito más de la gente, a pesar que ellos nunca lo sepan.

Sam.

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