Celeste.

Y sin poder evitarlo, te vas.


Fue aquella la primera vez que apareciste, fue aquella la única vez en que pude gritar en el silencio de mis lágrimas que iba a extrañarte todos y cada uno de los días de mi existencia.
Existencia que no existía, si tus labios ya nunca más rozaban mi piel ardiendo de deseo por volver a ser por ti amada.