Miércoles, 4 de abril de 2012

Las lágrimas descendían lentamente por mi ventana, mientras el aria del cielo interpretaba una de mis melodías favoritas.

Odié por un instante despertar sabiendo que había perdido el tiempo en los brazos de un Dios el cual llevaba noches sin regalarme nada, ¡a mi, a mi que daba mi vida por él y por sus regalos en forma de efímeras imágenes de deseos prohibidos!
Me odié por no salir a la calle y disfrutar de una noche tan preciosa, tan llena de luz, de vida, de fúria...

El día no tardaría en amanecer, Helios estaba a punto de darle las buenas noches a Selene para llenarnos con su luz, tapada, por seguro, entre mantas de nubes color grisáceo.

Y junto al día un nuevo momento, una nueva oportunidad. Tan sólo esperaba no tener que pensar demasiado, que las palabras de mi mente acaban enloqueciéndome.

Tiene gracia despertarse a las 5 y mucho de la mañana, darse cuenta de que has pasado la noche con el móvil en la mano y que las primeras palabras que leas te saquen una sonrisa que consigan hacerte crear cositas como esta.
Y es que, para qué mentirme, ella ha pasado a ser una de mis musas...

Sam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario