Parece increíble como improvisar puede acabar creando un día tan genial.
Comer con demasiadas ganas en un lugar que te apetece junto a una de las personas que más han marcado tu vida, reír en cualquier bar estando rodeada de dos maravillosas mujeres y acabar la noche durmiendo junto a dos de las personas que más han influenciado mi último año y medio.
Hacía mucho, muchísimo tiempo que no dejábamos guiar nuestro día a la improvisación, decidir, de un momento a otro, vivir un gran día.
Las risas han sido tantas y hacían tantísima falta que no hay porque pensar en el pasado, ni un sólo porqué pasado está a la altura de un día tan perfecto.
Resulta que todo esto no está tan lejos de lo que quería, una vida nueva.
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