Quizás eso no tenga una justificación demasiado clara, quizás ni tan sólo la tenga; aunque me veo capaz de atribuir mi falta de inspiración a mi falta de sueño, o de sueños. Hace demasiadas noches que soy incapaz de soñar, mis noches pasan en la oscuridad de mi habitación, paso las noches sentada en uno de los rincones de mi Alma, tarareando alguna melodía que haya marcado la jornada y cavilando sobre todas esas muchas cosas que escondo dentro mío.
Las musas me inspiran poco, o mucho, pero nada que pueda ser sacado de mi mente. ¿Dejaré de ser tan estúpida en algún momento y sacaré de dentro lo mucho que escondo?
Hay cosas que, simplemente, prefiero no sacar a pasear, por miedo, quizás, a que salgan del papel y lo confiesen todo ellas solitas.
Algún día, algún día me prometo ser capaz de escribirlo todo, de dejar correr las palabras entre mis manos. Mientras las guardaré en la intimidad de mis sábanas.
Algún día, algún día me prometo ser capaz de escribirlo todo, de dejar correr las palabras entre mis manos. Mientras las guardaré en la intimidad de mis sábanas.
Ahora por ahora toca limitarse a disfrutar de los pequeños placeres que brinda la vida, que diariamente hacen que todo esto sea un poquito más divertido y especial, si es que puede ser especial el inexistente placer de disfrutar aquello que no existe.
Acabaré volviéndome adicta, o aún más adicta de lo que soy, a la imaginación. Esa que me permite hacer todo lo que mi estupidez y mi tontería me impiden llevar a cabo.
Si es que debo dejar de quemarme tanto por dentro que acabaré siendo incandescente.
Sam.