Lunes, 06 febrero 2012
Domingo, 05 febrero 2012
Estoy aún en la cama, bueno, en el sofá que hace esa función cuando deciden dormir en la ciudad condal.
Es un día extraño, quizás la noche y los sueños han quedado marcados por el concierto/musical de anoche.
Un grupo de rock, una buena historia y un teatro con olor a cuero y whisky del bueno. Largas melenas en hombres y mujeres, ellos recogidas, ellas sueltas.
Ya me parecía que iba a ser una gran noche cuando llegaron los primeros amigos, sorprendidos por mi apariencia. ¡Que poco acostumbrada está la gente a verme vestida de mujer!
Una buena cena y el reencuentro con otros amigos, ¡que grande!
Y entonces empezó todo, frente a mi, en el escenario, Jane y Sam, la primera un angel, vestida con un traje blanco de luto y una larga melena morena, la segunda, vestida de negro con la apariencia más atroz que jamás haya visto.
Fue unas canciones después, cuando mi Sam, volvió a escena. Esta vez teñida de Muerte. Con sus tres parcas griegas, luces rojas y un precioso vestido negro. Era Samael, quizás me recordaba, también, a Báthory.
Es demasiado extraño el cúmulo de sentimientos que se pueden tener cuando te encuentras de frente a todo tu pasado, a tu alterego personificado por otra persona.
Desee salir corriendo, o bien que Samael me abrazase y me llevase entre sus brazos.
Puedo estar considerada loca, y lo estoy. Soy una loca presente, alimentada por un pasado demente.
Querría saber que buscas de mí, Destino. Mas, bien sé que muy pronto lo sabré.