Llegas y me erizas la piel. Y mis entrañas se derriten a punto de caramelo mientras sonríes y me miras con tus ojos profundos y atontados.

Llegas y mil mariposas levantan el vuelo. Y mis labios desean fundirse a tus labios como si de chocolate se tratase.

Llegas y mis manos tiemblan. Y en lo más profundo de mi ser sé que no te podría olvidar aunque mi memoria se borrase.



Llegas y te vas. Y la piel, las entrañas, las mariposas, los labios, las manos y la memoria recuerdan el contacto de un ser tan divino como demoníaco. Un ser tan tú que ni yo sabría definirte.

S.
~A Madrid, por traerme la inspiración.
Y alguna musa más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario